En el estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista Journal of Geophysical Research: Oceans, miembros del equipo PIRATES analizan la compleja variabilidad espacio-temporal de la biomasa y sedimento en suspensión en el estuario del Guadalquivir.
Es sabido que el fitoplancton es la base cadena trófica acuática. Estos microorganismos producen oxígeno y biomasa mediante la fotosíntesis en presencia de luz solar y nutrientes. Sin embargo, para dilucidar su potencial para producir biomasa, es importante comprender cómo las condiciones ambientales controlan el crecimiento del fitoplancton. Este conocimiento es particularmente relevante en ambientes de crecimiento reducido, como el estuario del Guadalquivir, que soporta altas cargas de nutrientes y sedimentos procedentes de la cuenca.
Análisis de observaciones en este estuario y experimentos realizados con un modelo físico-matemático revelaron una compleja variabilidad espacio-temporal de la biomasa, la cual está controlada por un balance detallado entre la acción mareal, los aportes de agua dulce y la radiación. La limitación de la penetración de luz en la masa de agua producida por altos niveles de concentración de sedimentos suspendidos (CSS) inhibe fuertemente las tasas específicas de crecimiento estacional de la biomasa. Sin embargo, la CSS y la fluorescencia de Clorofila-a (Chla), ésta última considerada ampliamente como una medida de la concentración de biomasa, no siempre mostraron una relación inversa. De hecho, la resuspensión de material de las márgenes inducido por las corrientes mareales facilitó que tanto la CSS y como la Chla alcanzaran sus valores máximos durante las máximas corrientes de entrada y salida en el estuario. Esto ocurrió durante la mayor parte del periodo de observación, excepto durante ciertas mareas muertas de apogeo, donde las corrientes son muy débiles y el crecimiento de la biomasa siguió en cambio el ciclo solar.
Los valores obtenidos para velocidad de caída de biomasa derivados de los análisis de observaciones y resultados del modelo sugieren que una cantidad importante de biomasa estuvo compuesta de especies de algas que proliferan pegadas al sedimento. Los investigadores esperan que estos hallazgos permitirán una mejor comprensión y evaluación de la respuesta biótica del estuario a los futuros cambios ambientales, así como para evaluar medidas para recuperar el estado ambiental del estuario.